Mitos y Verdades sobre el Tarot
Preguntas Frecuentes
No existe un plazo determinado entre una lectura y otra, lo importante es que entre cada lectura hayas percibido cambios en tu vida. Si tu situación es igual que la ultima vez y no has hecho nada para cambiarla el Tarot te responderá exactamente lo mismo y quizá te «regañe» por tu insistencia.
Leer el Tarot es un arte muy gratificante, pero a la vez muy agotador. Si un amigo te regala una lectura nada malo sucederá. La tradición nace para mantener en mente que el esfuerzo que se pone en una buena lecutura amerita una retribución. Cuando un tarotista experimentado te lee el Tarot estará utilizando su energía para desconectarse de la realidad materia y conectarse con tu inconsciente para aconsejarte de la mejor forma.
Hay que imaginar una lectura de Tarot más bien como una visita a un buen psicólogo, una instancia para dialogar sobre las inquietudes que se tenga. Si se pretende que al leer el Tarot estamos abriendo un portal dimensional con el más allá (¿?), seguramente nos sentiremos amenazados por todo lo que el Tarot nos diga, tomando una actitud defensiva hacia los consejos que nos brinden.
Como ya hemos mencionado en la sección Qué es el Tarot, esta bajara, como cualquier elemento simbólico, no tiene ningún poder en sí. Los famosos «trabajos» que muchas brujitas o hechiceros promocionan como formas para «amarrar» parejas, encontrar trabajo, etc. a través del Tarot no tienen más asidero que la imaginación de quien lo ejecuta y quien está dispuesto a pagar por ello. El problema está en la mente de quien intenta torcer su mala suerte, suerte que por cierto no es más que su propio inconsciente que se manifiesta en el mundo físico intentando enseñarle una lección.
A estas alturas, si has leído las respuestas a las preguntas anteriores, serás perfectamente capaz de contestar ésta tu mismo. Algunos tarotistas piden que las cartas se revuelvan de cierta forma, sobre un paño de algún color especial, o con las piernas descruzadas, etc. También pueden usarse como inspiración: velas, incienso, imágenes simbólicas; todas estas prácticas rigurosas no tienen otro objetivo que ayudar de forma simbólica a concentrarse en la intuición y dejar de lado la racionalidad.